Comenzar un nuevo periodo ordinario de sesiones –y en esto estoy convencida de que coincidimos las diputadas y los diputados–, entraña una emoción especial por dos motivos: primero porque nos representa la oportunidad de dar inicio a una nueva etapa de trazos, diseños y planos en la edificación de una agenda legislativa; al tiempo que nos permite cimentar, aún con más fuerza, lo que hasta el día de hoy entre todas y todos hemos construido.
La historia del Estado de Nayarit nace en el Congreso Constituyente de Querétaro en 1917, hace 106 años, fruto del entendimiento, la escucha, el diálogo y el debate franco, en ocasiones álgido, pero siempre encaminado a generar consensos bajo un mismo anhelo: darle vida a una nueva entidad, dotándola de libertad y soberanía, reconociendo su identidad propia, su cultura y aporte invaluable en el ámbito nacional.
Recordar lo anterior, compañeras diputadas y compañeros diputados, no es cosa menor ya que en la alta responsabilidad de legislar, estamos obligados a imprimir en nuestras acciones y decisiones todo nuestro ímpetu, con absoluta convicción, con el fin de alcanzar paso a paso, de forma gradual pero decidida, una nueva realidad en la vida de las y los nayaritas.
Desde que tomé protesta como diputada en 2021 asumí con lealtad y compromiso la responsabilidad más grande de mi vida profesional.
Hoy sigo comprometida en corazón y mente con el reto que representa ser Presidenta del H. Congreso del Estado de Nayarit.
“Estamos obligados a imprimir en nuestras acciones y decisiones todo nuestro ímpetu y absoluta convicción” #ResultadosPorNayarit